Mucho se ha dicho sobre los concursos de belleza y en especial al hablar de Miss universo (que tendrá su definición el 28 de mayo), porque se les ha catalogado de anacrónicos e incluso se ha criticado la postura del gobierno mexicano al prestarles, El ángel de la independencia, el auditorio nacional o darle a la producción pagada por Donald Trump las facilidades que no cualquiera puede tener, sin embargo al ser la cuarta vez que México es tomado como sede es comprensible que se quiera dar la mejor atención a las bellas participantes y al equipo que se encarga de estos certámenes.
Sin embargo al asistir a uno de los ensayos de trajes regionales o más bien en algunos casos de disfraces con motivos alusivos a cada país, encontré a unas chicas quienes a veces al verse dirigidas por el director de escena (quien les da las instrucciones para ver a la cámara y bailar), pueden responder y negarse a entonar el nombre de su país en una manera hasta a veces absurda o pueden sucumbir ante la presión y terminar llorando hasta poder retomar la calma y ser grabadas para su participación. 
Todo aquello que vemos en televisión con cada participante, exigió horas de preparación, esos minutos que vemos en pantalla llevan muchas horas de esfuerzo, presión e incluso llanto, que quizá y no se vean, pero que están ahí, y los cuales debiéramos ser concientes para entender que estas mujeres no sólo son la cara bonita sino que se están realizando un trabajo duro, tanto que sólo quienes hacen televisión saben y que pocas veces hablan de ello, por lo que espero que aquella que gane sea la mejor, no sólo físicamente sino internamente.
Finalmente les dejo unas cuantas fotos de dicho ensayo y apoyen a su favorita.
Las participantes se apoyan entre sí al terminar cada uno de los bloques.
El traje de la participante de Brasil, con la forma de una mariposa.
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